jueves, 3 de diciembre de 2020

Imposición de la Medalla de Oro de la Ciudad a los Regimientos San Marcial y España.

Continuando con los actos de inauguración de la Base de Castrillo del Val, relatados en la entrada precedente a través de las páginas del Diario de Burgos del día 11 de junio de 1976, en esta ocasión recordamos otro importante evento que sucedió en dicho acto, el reconocimiento de la Ciudad de Burgos al Regimiento de Infantería “San Marcial” y de Caballería “España” mediante la imposición de la Medalla de Oro de la Ciudad. Hechos y discursos que se rememoran en las siguientes líneas:

Ofrenda de las Medallas de Oro

A continuación tuvo lugar el acto de ofrenda de las Medallas de Oro de la ciudad, a las unidades regimentales de San Marcial y España. Situado en el centro del patio de armas el alcalde de la ciudad, con vistoso acompañamiento cívico-militar y escolta de maceros y policías municipales de la sección de honores, el señor Jabato Saro, secretario en funciones del Ayuntamiento, dio lectura del texto del acuerdo adoptado por el Concejo burgalés en su sesión plenaria del 5 de mayo del presente año, por virtud del cual, resultando ampliamente demostrados y notorios los relevantes méritos, que concurren en los regimientos citados y considerando su permanente vinculación a la ciudad a la que infundieron su espíritu de reciedumbre y virtudes castrenses, y deseándolo la corporación municipal rendir tributo de gratitud y homenaje a tan heroicas unidades militares que con su prestigio enaltecieron siempre la historia de Burgos y de España, se les concede la Medalla de Oro de la Muy Noble, Muy Más Leal y Muy Benéfica ciudad de Burgos Cabeza de Castilla, primero en la voz y en la Fe.

Discurso del Alcalde. 

 

 
Seguidamente el alcalde de la ciudad Don José Muñoz Ávila pronunció el siguiente discurso de ofrenda de tan preciadas distinciones honoríficas.

Majestad, en nombre de la ciudad de Burgos, la Muy Noble y Muy Leal, la primera en la voz y en la fe, me cabe el honor de daros la más entrañable bienvenida, con profundo respeto a la Corona y con el cariño a la persona que desde su Coronación, al paso de la dificultad y el nuevo tiempo, está sabiendo sazonar, por el camino real de la verdad, el honor, y la justicia, la unidad de todos los españoles, en esperanzadora armonía con su Rey, para el mejor servicio España.

Recibid de la misma manera, con el mismo cariño y con igual devoción, nuestro saludo para S.M. la Reina, quién además de ser vuestra esposa y consecuentemente nuestra Soberana, cuenta ya claramente con el cariño del pueblo, pues conocido, que el español, con su especial sagacidad e intuición, ha sabía interpretar su personal estilo, que garantiza a más abundamiento la solidez de una Corona, para la que sinceramente pedimos ahora y siempre, la especialísima protección de Dios.

En el marco solemne de este momento histórico, rodeado en la seguridad de vuestros leales, Señor, el pueblo de Burgos os saluda y agradece vuestra presencia. Muchas gracias. 



El pasado día 2 de julio de 1975 la ciudad de Burgos escribió una nueva página de su vida, rindiendo culto al Ejército en la unidad del Regimiento de Artillería 63, con motivo de su centenario. Nuevamente hay que abrir el libro de la historia de nuestro viejo solar y seguir dejando en él, la huella imborrable de una marcha permanente, que protagonizan, en esta ocasión como en tantas otras, los mejores hijos de la madre España a su paso por la ciudad castellana, cuna de héroes y de Santos, donde la virtud de la nobleza obliga, por ser noble su origen y tanto más noble su ser. Una vez más es menester y grata obligación volver junto a la milicia, rodearnos de color y uniformidad, hacernos silencio y atención al clarín, recordar a los mejores, repasar su lección e impregnarnos de nuevo en un sentido patrio que hace el milagro de unirnos en la misma fe, en la misma devoción y en las mismas e indestructibles lealtades, porque debe ser indestructible aquello que mereció el heroísmo por la sangre, porque bien vale la pena conservar la paz, la fraternidad y la concordia, que durante tantos años hemos venido disfrutando, como símbolo de que nuestra madre España, avanza cual nave silenciosa en la singlatura del honor y la grandeza, impulsada por los vientos del trabajo, para el bienestar de sus siempre amados hijos.

Es momento de hacer alto en el camino y sin bajar la guardia, que escuchéis la voz de Burgos, que desea decir una vez más y bien alto, que quiere al Ejercito, que se da cuenta de sus servicios, que desea la máxima unión con él, que es consciente de lo que representa. De aquí podéis deducir la enorme satisfacción que embarga a los burgaleses, que hoy rinden tributo de gratitud en las Fuerzas Armadas en los regimientos de caballería España número 11 y San Marcial número 7, al llegar la hora de la imposición de la medalla de oro de la ciudad, merecidamente otorgada por su ayuntamiento. Y no voy a referirme, sino únicamente de paso, al hecho trascendental que representa el poder contar con unos solares, donde poder promover obras y servicios, que no es poco, en una ciudad agobiada por la marcha del progreso evidente, deseo fundamentalmente referirme a aquello que cuenta y vale con carácter imperecedero. Deseo, creyendo interpretar el sentir burgalés deciros gracias, gracias y mil veces gracias, por lo que sois, por lo que representáis, por la forma en que cumplís con vuestro deber, por la manera que tenéis de ser, por el respeto que infundís, por la tranquilidad que proporcionáis. Por todo esto y porque sois soldados de España, que es una de las cosas más grandes que se puede ser, parangonando la frase de José Antonio Primo de Rivera, es por lo que la ciudad de Burgos, quiere honrar vuestras enseñas, con su Medalla de Oro, para honrarse con la honra de la Patria. 

Escudo del Regimiento España con la corbata con los colores de la Ciudad de Burgos

Si en el momento presente España se siente amenazada por las mareas altas de una coyuntura obligada, es también hora de sabernos fuertes y capaces, patrióticamente capaces, de superar toda dificultad. No tengamos menor duda. En este ambiente militar, se palpa la seguridad de la Patria.

Perdonadme, queridos soldados, que me haya apartado quizás de la función que le es propia a un alcalde y en lugar de hablaros de los problemas de Burgos en cuyas soluciones tanto habéis confiado, me haya sentido con vosotros hoy soldado, pues no en balde pasé mis mejores días juveniles sirviendo a España como oficial de este Regimiento de Infantería.

Dejadme deciros infantes y cazadores, hoy todos iguales por la transformación de los Ejércitos, que constituís como bien sabéis, la columna vertebral de la Patria, como tantas veces se ha dicho y que sirviéndola orgullosamente, en la disciplina y el deber, hacéis que los españoles puedan labrar sus lares en la paz del terruño, sin miedo a la tormenta. Y porque así lo hacéis siempre, Burgos ha querido, con sencillez, con claridad y en justicia, abriros hoy su corazón y entregaros, en las enseñas patrias de los Regimientos de Infantería número 7 y Caballería número 11, la Medalla de Oro, la más alta y preciada distinción que tenemos.

Al llegar el momento esperado, con el recuerdo emocionado para el que fue nuestro caudillo, junto con nuestras promesas de trabajar sin desmayo por el engrandecimiento de España, con nuestra entrega incondicional, a las órdenes de nuestro Rey, gritad conmigo ¡Viva el Rey! ¡Viva España!.

Solemne imposición de los galardones 




Tras las palabras del alcalde, el señor Muñoz Ávila tomó en sus manos la Medalla de Oro que, entrelazada con la cinta de los colores de la ciudad, prendió en los pliegues de la enseña del Regimiento de San Marcial, mientras sonaban las graves notas de la Marcha de la Ciudad interpretada por timbaleros y clarineros municipales. El alcalde, ajustándose al mismo ceremonial, impuso la Medalla de Oro en el estandarte del Regimiento Acorazado de Caballería España número 11.

Gratitud de los regimientos

El coronel don Juan Vicente Izquierdo, jefe del Regimiento San Marcial, el nombre de dicha unidad y de la de Caballería dio las gracias por el homenaje que se ofrendaba a ambos expresándose en los siguientes términos:

Majestad, excelentísimos señores, en líneas de parada ante su Rey, con la Medalla de Burgos en sus banderas, difícil para los jefes de los Regimientos de Infantería San Marcial y de Caballería España, la selección de evocaciones.

Y quizás merezcan primacía, aquellas ocasiones en las que quienes hoy reciben juntos el honor del homenaje, juntos también se vieron en el honor de la batalla. Y así, entre ellas, la campaña de Portugal, cuando en trance la vanguardia de cruzar el río Caia, con objetivo en Yelbes “cubiertos por la caballería de Borbón (hoy regimiento España), marchaban en vanguardia los voluntarios de la Corona (antecesores de San Marcial) según privilegio de ser los primeros, cuando de marchar hacia el enemigo se tratase”.

Bien sabemos quiénes hoy recibimos la Medalla de la Ciudad, que el mérito de merecerla se inscribe en un pasado de gloria y de servicio, de jinetes y de infantes ejemplares.

Así hoy, y por la infantería, cubren los cielos de nuestra parada los héroes del Rosellón y de la expedición a Portugal, de las guerras con Francia e Inglaterra, de la guerra de la Independencia, de Cuba, de Marruecos.

Por la caballería, con trazo también invisible pero cierto, los hombres de Olivenza y Loura, de Ciudad Rodrigo, de las campañas con Francia, en Navarra y Cataluña. Y la inscripción señera de Bailén en su estandarte. Y las cargas en Tribaldos y en Uclés, y en Santa Cruz de Mudela y en Baza, y en Villar de los Navarros, salvando aquí con su sacrificio los infantes cercados.

Frente a este brevísimo apunte histórico, la Medalla de Oro de la ciudad, cifra y compendio de la historia de Burgos. Un Burgos de misión sublime en la reconquista, un Burgos, un Condado independiente de Castilla, siempre fiel a su propio destino histórico de fusionador de pueblos, que no opresor de ninguno, un Burgos que supo impulsar el triunfo castellano de unificación de España, en un sentido de entrega más que de conquista, un Burgos, una Castilla que, al dar vuelo a su dinámica unificadora, lo hacía en definitiva en beneficio de las propias tierras atraídas.

Basta para comprender a Burgos, escribía en 1871 el capitán de Lanceros del España, Don Antonio Buitrago y Romero, con palabras, por cierto laureadas con el premio de su Majestad el Rey Don Alfonso XII, contemplar sus monumentos y recordar su origen, que ellos, y a la vista su campiña, nos harán forman su historia. Las huelgas, el Hospital del Rey, la Catedral… con la historia de sus monarcas, el Arco de Santamaría evocando el sublime suceso de los Jueces de Castilla y el Fuero Viejo…, la Cartuja, con la huella de los Reyes Católicos, el castillo, ruina gloriosa, antiguo alcázar, recordando los títulos de Cámara Real y de Cabeza de Castilla.

Si esto significa su Medalla, si este es Burgos, no se puede dudar del sentido reverencial con que acceden al honor los Regimientos.

La corporación municipal, y pueblo entero de Burgos, nuestro pueblo, cuentan para siempre con el agradecimiento de quienes al servicio de Burgos, que es decir al servicio de España, están dispuestos a darlo todo.

Gracias, también a la representación del Ayuntamiento de Irún, que presidida por su alcalde y portador de su bandera, ennobleció ayer la sala de honor del Regimiento San Marcial con el escudo de la villa del Alardo. Un nuevo eslabón en la cadena de nuestros afectos que unen el Regimiento con el de “Irún” de San Marcial, allí donde el Cuerpo ganará su actual nombre, luego de cubrirse de gloria en las laderas del monte, en batalla decisiva para el fin de la invasión.

Frente a los desmitificadores de oficio, frente a los dialécticos iconoclastas de hogaño, como los llamara un ilustre paisano nuestro, José María Alfaro, se alzan, por fortuna, nobles actitudes como las vuestras, corporaciones y pueblos de Burgos y de Irún, que dan vida a una comunicación de pueblo y Ejército, tan sensibles al espíritu de iniciativas generales.

Y a Vos, Señor, el rendido tributo de nuestra lealtad y nuestro agradecimiento y de nuestra unidad, sin problemas de grupos informales que puedan inquietar el desarrollo hogareño y armónico de nuestros cuadros.

Los herederos de los “Voluntarios de la Corona”, los herederos de los Lanceros de Borbón, nos sentimos, por ello, doblemente vinculados a la monarquía y a vuestra real familia. Quisiera reflejaros, señor, porque sé que en ellos encontrareis agrado, el alegre esfuerzo de nuestros soldados, nuestros magníficos señores soldados al ayudarnos a las cuadros de mando, oficiales y suboficiales, a poner estos cuarteles en revista, a completar su preparación de campaña para presentar los Regimientos a su Rey, un esfuerzo alegre y generoso, sin plazo para el descanso y en puja de iniciativas para disponer cada rincón y ajustar cada movimiento de combate.

Llevad, Señor, nuestra adhesión y respeto a su Majestad la reina. Decidle, Majestad, que también a nosotros nos alcanzan el orgullo de tener una Reina, una Reina de España cautivadora de todos los corazones en su afabilidad elegante. Perdonad, Señor, si en rozamos la rígida interpretación del protocolo, pero podríais también llevar, Señor, nuestro sentimiento cariñoso de soldado al príncipe Felipe, a nuestras princesas Elena y Cristina. Perdonad, Señor, porque a ello nos sentimos alentados por esa imagen inimitable de familia entrañable y española, a la que nos había acostumbrado.

¡Soldados! por Burgos y por su Pueblo, por la Patria y por su Ejército, por su Majestad, la Reina ¡viva España! ¡viva el Rey!

Un estentóreo ¡viva! De toda la formación militar subrayo la alocución del coronel Vicente Izquierdo. 



miércoles, 25 de noviembre de 2020

Inauguración de la Base de Castrillo del Val

En la anterior entrada, hacíamos mención a la presencia de la salida de una etapa de la Vuelta a España, desde la Base militar de Castrillo del Val. Un cuartel moderno, que como comentamos en su momento, fue considerado un "ejemplo de planificación castrense en Europa" y todavía hoy son unas instalaciones ejemplares y de gran importancia para las Fuerzas Armadas.
 
 
Placa conservada en la Base Cid Campeador de Castrillo del Val (Burgos)

A través de la noticia aparecida el 11 de junio de 1976, en el Diario de Burgos vamos a recordar como fue la inauguración de la Base "Cid Campeador".

EL REY PRESIDIO LA INAUGURACION OFICIAL DE LOS NUEVOS ACUARTELAMIENTOS DE BURGOS 

Su Majestad el Rey D. Juan Carlos I inauguró ayer los nuevos acuartelamientos de la guarnición, en Castrillo del Val y dio por concluida su visita con motivo de la fase final del ejercicio táctico «Burgos-76», reiterando su felicitación a las Fuerzas Armadas por la perfecta ejecución de dichas maniobras militares (primeras que presencia como Monarca y capitán general de los Ejércitos) al tiempo que prometió a las autoridades civiles una próxima visita a Burgos en el primer viaje que en su condición de Rey, hará a Castilla la Vieja y a su Cabeza. 


RECEPCION A S. M. EN LOS NUEVOS CUARTELES 

El joven Monarca, que había pernoctado en el «Landa Palace», madrugó como acostumbra, despachando con el jefe de su Cuarto militar, teniente general Sánchez Galiano y el jefe de la Secretaría de S. M. general Armada y recibiendo así mismo al ministro del Ejército, teniente general Álvarez Arenas. Se interesó también por las informaciones que daban cuenta del desarrollo de las maniobras y a la hora del desayuno invitó, además, a un antiguo amigo, el capitán de Caballería de la sección del Depósito de Sementales, don Manuel Bouza. 

Poco antes de la hora prevista para el acto inaugural de los nuevos acuartelamientos, el Soberano ocupó su helicóptero que pilotó personalmente, dirigiéndose con el ministro del Ejército y séquito de la Casa Real, a Castrillo del Val. 

A las diez en punto de la mañana, el aparato sobrevolaba el moderno cantón y aterrizó en una zona próxima al Patio de Amas del Regimiento de Infantería San Marcial número 7, donde el Rey, que vestía uniforme de capitán general de los Ejércitos, fue cumplimentado, por el capitán general de la sexta región militar, teniente general Prada Canillas, a quien acompañaba el jefe de su Estado Mayor, general Cortecero Martínez, pasando a ocupar el “jeep” presidencial en el que D. Juan Carlos se dirigió al patio de Armas en el que formaban los Regimientos de infantería «San Marcial» número 7, Acorazado de Caballería «España» número 11 y Artillería de Campaña número 63, al mando dichas unidades del general Hernández Ballesteros, jefe de Brigada de Artillería para Cuerpo de Ejército. 

Estas fuerzas, con sus respectivas escuadras, insignias y banda de música del Gobierno militar de la plaza, rindieron los honores de ordenanza al Monarca que pasó a ocupar el pódium desde donde escucho como una batería del Regimiento de Artillería efectuaba las salvas de ordenanza. 


El Rey pasó revista a las tropas y tras saludar después al jefe del Estado Mayor Central, teniente general Villaescusa Quilis y jefes de los Regimientos de San Marcial, Caballería, y Artillería, coronel Vicente Izquierdo, teniente coronel Brenes y coronel Menarguez, respectivamente, presentó también sus respetos al arzobispo de la diócesis, Dr. García de Sierra, saludando al ex-presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, Sr. Rodríguez de Valcárcel, Medalla de oro de la ciudad; gobernador civil de la provincia señor Gay Ruidíaz, presidente de la audiencia territorial señor Huidobro, teniente fiscal señor Segurado, presidente de la diputación señor Carazo (don Pedro), alcalde de la capital señor Muñoz Ávila, exalcalde de Burgos y exsubsecretario de la vivienda señor Dancausa, medalla de oro de la ciudad; subjefe provincial señor Ocio, alcalde de Irún señor Bergareche, comandante aeronáutico militar señor Díaz Fernández, delegado de Hacienda señor Laborda, vicario general de la diócesis señor Proaño, alcalde de Castrillo del Val señor García Revilla, secretario particular del prelado señor Gómez y capellán de Capitanía y párroco de San Lorenzo señor Gómez Moradillo. 

Igualmente, su Majestad, saludó al presidente de la Junta central de Acuartelamiento teniente general Guiloche, director general de la Guardia Civil teniente general Campano y a los tenientes generales que como este último ostentaron el mando de la Capitanía general de Burgos señores Marin de Bernardo, Cores Fernández-Cañete, Pérez de Loma y Olivares Baqué. 


Bendición de los nuevos cuarteles. 

El rey pasó seguidamente a ocupar la tribuna presidencial instalada a la entrada del pabellón de mando de San Marcial acompañado del ministro del Ejército del capitán general de Burgos de teniente general jefe del Cuarto Militar Real y ayudantes de campo de S.M. y del ministro. 

En tribunas laterales se encontraban a Corporación municipal burgalesa con su estandarte, maceros y sección de honores de la policía municipal en uniforme de gran gala, primero y segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Irún, señores Amadoz y Semper, generales de la guarnición, entre ellos los jefes de servicio de la sexta región, generales que ostentaron el mando de “San Marcial” señores Rodríguez Pérez y López del Pecho de “España” señor Ordovás, general director gerente del servicio militar de construcciones señor Scandela y otros miembros del generalato, expresamente invitados al acto. 

Igualmente se hallaban presentes el director técnico del servicio militar de construcciones coronel Palacios, jefe de la comandancia regional de obras teniente coronel Navarro y demás personal de ambas plantillas, primeros jefes de cuerpos, centros, dependencias y servicios militares de la plaza, vicario general castrense y capellanes militares, mandos de la inspección de obras, de ingenieros y representaciones de la Guardia Civil, Policía Armada, cuerpo general de Policía y Policía municipal, retirados de las tres armas que radican en Castrillo del Val, jefes, oficiales y suboficiales francos de servicio de las mismas y ocupando lugar de honor, las personas físicas o jurídicas que ostenta la Medalla de Oro de la ciudad y de la provincia. 

El acto inaugural se inició con la ceremonia de bendición de las nuevas instalaciones militares a cuyo fin el Prelado, revestido de sus ornamentos pontificales ofició en el ritual litúrgico auxiliado del clero asistente y en primer lugar del vicario general y secretario particular del doctor García de Sierra y capellanes de dichos regimientos. La ceremonia tuvo lugar en un altar instalado en el centro del patio de armas. 


Homenaje a los caídos. 

Finalmente se dedicó un emotivo homenaje a los soldados caídos en el campo del honor y personificados en el monolito erigido en el patio de armas a la memoria de los infantes muertos. 

En medio de impresionante silencio y a los acordes de una marcha fúnebre musical avanzó hacia el monolito, a paso lento, portando tres coronas de laurel una formación mixta de los tres Regimientos, presidida por el Caballero Laureado de San Fernando, don Alfiloquio González García, comandante de infantería, Caballero Mutilado de Guerra por la patria quién perdió su brazo en combate. 

Al toque de oración depositaron las coronas con cintas de la bandera española, al pie del monumento mientras su majestad y todos los mandos hacían erguidos el saludo militar, tronaba el cañón, las fuerzas presentaban armas y enseñas, y sonaba vibrante el toque de oración en recuerdo de los muertos en campaña, toque conjuntado por la banda de músicos del Gobierno militar y las bandas de cornetas y tambores de los antedichos Regimientos. 


Desfile militar 

Las fuerzas regimentales desfilaron luego ante Su Majestad y al llegar a la altura del arengario Real los porta insignias rindieron estas a la altura del Monarca y comandante en Jefe de los Ejércitos. La bandera de San Marcial y los estandartes de Caballería y Artillería mostraba en sus pliegues los corbatines de la Medalla de Oro de la Ciudad. 

Visita al acuartelamiento 

Después, don Juan Carlos I, ministro del Ejército, capitán general, y demás altos mandos invitados recorrieron en jeep y a pie las instalaciones exteriores y algunas interiores del moderno acuartelamiento cuyos pabellones principales aparecían exornados de banderas, gallardetes y reposteros. 

El Rey se detuvo especialmente a conocer algunas compañías que ofrecen una distribución ajustada al actual modelo europeo, y también recorrió las zonas de servicios básicos, incluida la central térmica dónde se reúnen las instalaciones de producción de agua caliente para duchas y de producción de vapor destinado a lavandería, descalcificadora de agua y calderas alimentadoras del sistema de calefacción general, central de transformación de energía eléctrica, etcétera. 

Los tres cuarteles se han proyectado para una plantilla de tiempo de paz, estimada en unos tres mil hombres, y susceptible de ampliación. 

El Monarca se interesó por las explicaciones que le ofreció el capitán general sobre las particularidades de los nuevos acuartelamientos que, como es sabido sustituyen a los anteriores liquidados en la llamada “operación cuarteles”, tras el convenio suscrito entre el Ejército y el Ayuntamiento para satisfacer las necesidades de servicio y beneficiar el desarrollo del moderno urbanismo de la capital. 

Desde el recinto exterior, vecinos de Castrillo y de otros pueblos de la comarca saludaron al Rey con gritos de ¡Juan Carlos! ¡Juan Carlos! a los que respondió su majestad moviendo los brazos y emocionado. 


Agasajo final. 

Por último, en el ómnium (polideportivo cubierto) se sirvió una copa de vino español, y el amplio pabellón reunió a todos los asistentes e invitados que dispensaron una cálida acogida a su Majestad a llegar al edificio para compartir unos momentos de confraternidad, con las profesionales de las Armas, y cambiando impresiones con las primeras autoridades civiles y concejales de la capital, además de la representación municipal de Irún. Don Juan Carlos I reiteró al gobernador civil de la provincia, alcalde y presidente de la Diputación la satisfacción que le había deparado este primer viaje militar a tierras burgalesas en su condición de Jefe del Estado y anuncio su propósito de volver en visita exprofeso a la cabeza de Castilla. 

A las una de la tarde y tras haberse despedido de las expresadas autoridades y del capitán general de la región, al que reafirmó su contento por las jornadas vividas, el rey montó en su helicóptero, en compañía del ministro del Ejército, jefe de la Casa Real y demás personalidades del séquito, remontando el vuelo para dirigirse a Madrid y pilotando la aeronave que, en 50 minutos, le dejaría al pie del Palacio Real de la Zarzuela. Así concluyó la jornada, y desde Castrillo del Val las autoridades y mandos militares regresaron a sus puntos de procedencia.



miércoles, 28 de octubre de 2020

La Vuelta ciclista a España desde la Base Militar de Castrillo del Val.

Este jueves 29 de octubre de 2020, la Base Militar Cid Campeador de Castrillo del Val acoge un acontecimiento nunca antes vivido en un cuartel, una salida de un gran acontecimiento como es la Vuelta Ciclista a España. 


La Base de Castrillo es hoy un moderno acuartelamiento que acoge a unidades punteras del Ejercito de Tierra como el Regimiento de Transmisiones nº 1 que precisamente cumple en 2021 su primer cuarto de siglo, el Regimiento de Ingenieros nº 1, y Regimiento de Artillería de Campaña nº 11. Estas unidades junto a la desaparecida Agrupación Logística Divisionaria nº1, formaban hasta 2006 el Núcleo de Tropas de la División Mecanizada “Brunete” nº 1, y se incorporaron a la base a finales de 1996. 

Antes la base había acogido desde 1976, año en que se inauguran los actuales edificios, el Regimiento de Artillería de Campaña nº 63, el Regimiento de Infantería “San Marcial” nº 7, Regimiento de Caballería “España” nº 11, la Compañía de Operaciones Especiales nº 61 y la Compañía Regional de Transmisiones, que pasa.

Mientras en el año 1986, debido al plan META las anteriores unidades se trasladan a otras ubicaciones, pasando a instalarse las Unidades pertenecientes al Grupo de Tropas de la División de Montaña:  Regimiento de Artillería de Campaña nº 46, Regimiento de Ingenieros nº 5, Agrupación Logística Divisionaria nº 5 y el Grupo de Operaciones Especiales “San Marcial” nº V


La base, considerada en el momento de su construccion "ejemplo de planificación castrense en Europa" fue inaugurada por el alcalde de Burgos José Muñoz Ávila, que pronunció un discurso en el que puso de relieve la vinculación del pueblo burgalés a las Fuerzas Armadas e hizo testimonio público de su reconocimiento de fidelidad y adhesión al Rey. Precisamente el Rey Juan Carlos I presidió la parada militar.

Frontón del antiguo cuartel de artillería Fernán González en la base de Castrillo del Val

Frontón del antiguo cuartel de infantería Rodrigo Diaz de Vivar en la base de Castrillo del Val.