El servicio militar.—Siguiendo la tradición gótica, en Castilla el oficio militar era común y obligatorio a todos los naturales; "no hubo ejército fijo y constante y aunque hubo excepciones y exenciones en favor de cuerpos y personas, eso mismo supone la universidad de la ley".
La monarquía en su realengo y los señores con sus súbditos y las villas y ciudades con sus milicias concejiles, formaban las huestes, ya de infantería, ya de caballería, constituidas no por aventureros, ni indigentes, ni forzados, sino por los vecinos de los lugares que movidos por el sentimiento patrio y de la defensa del territorio, a la vez que defendían éste y ensanchaban la patria, lo hacían también de sus personas, intereses y hasta de su vida, constantemente amenazada con las algaras e incursiones. Cada vecino era, pues, un soldado, habiendo fueros que fijaban el número de vecinos que tenía que aportar el lugar para formar la milicia concejil; generalmente todo el que tenía casa poblada, debía acudir personalmente a la guerra y seguir al pendón del concejo llevado por sus alcaldes. Era obligación personal que no podía ser desempeñada por otro, ni por su hijo o pariente y sólo se eximía de esta obligación en caso de ausencia o enfermedad.
LA CIUDAD DE BURGOS Y SU CONCEJO EN LA EDAD MEDIA POR JULIAN GARCIA SAINZ DE BARANDA, TOMO SEGUNDO " EL CONCEJO " BURGOS TIP. DE LA EDITORIAL ('EL MONTE CARMELO" 1967
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